Recordamos y conmemoramos con mucha rabia y espèranza un nuevo 1ero de mayo, las razones para seguir luchando son evidentes, la situacion de todos nosotros/as no ha mejorado con el transcurrir de años de historia y de batallas contra los enemigos de siempre, contra las condiciones de siempre y contra las mentiras de siempre. Que las contradicciones salgan de la oscuridad, que los trabajadores/as vuelvan a tener y tomar el rol historico que le pertenece, saludamos a todos aquellos trabajadores y trabajadoras, en el dia del Trabajador, de sus luchas y no de celebrar el trabajo asalariado, el robo de nuestra vida cotidiana, y de celebrar la explotacion de la que dia a dia somos victimas....
Recordamos tambien a los martires de chicago, ejecutados en las horcas del capital, por una jornada de trabajo digno y por representar una amenaza al sistema imperante de desigualdad y exclusion.
Más allá de jueces y de horcas.
Los mártires de Chicago
Los que vencieron al silencio, con su voz más poderosa que la muerte!!!
“Si un individuo produce a otro un daño físico tal, que el golpe le causa la muerte, llamamos a eso homicidio: si el autor supiera de antemano, que el daño va a ser mortal, llamaremos a su acción asesinato premeditado. Pero si la sociedad reduce a centenares de proletarios a un estado tal que, necesariamente, caen víctimas de una muerte prematura y antinatural, de una muerte tan violenta como la muerte por medio de la espada y de la maza; si impide a millares de individuos las condiciones necesarias para la vida si los coloca en un estado en que no pueden vivir, si los constriñe, con el brazo fuerte de la ley, a permanecer en tal estado hasta la muerte, muerte que debe ser la consecuencia de ese estado: si esa sociedad sabe, y lo sabe muy bien, que esos millares de individuos deben caer víctimas de tales condiciones y, sin embargo, deja que perdure tal estado de cosas, ello constituye, justamente, un asesinato premeditado, como la acción del individuo, solamente que un asesinato más oculto, más pérfido, un asesinato contra el cual nadie puede defenderse, que no lo parece, porque no se ve al autor, porque es la obra de todos y de ninguno, porque la muerte de la víctima parece natural y porque no es tanto un pecado de acción como un pecado de omisión. Pero ello no deja de ser un asesinato premeditado”. Esta afirmación de Federico Engels apareció probada, con abundante documentación -inclusive con testimonios tomados de documentos oficiales- en 1845. En Nueva York la edición de la obra de Engels (“La situación de la clase obrera en Inglaterra”), se publicó por primera vez en 1885. Un año después culmina, en Estados Unidos, la lucha por la jornada de ocho horas. Antes del crimen de mayo, Chicago -donde dominaba el estilo de vida capitalista- ya era ciudad de mártires. Muchos obreros partían hacia el trabajo a las cuatro de la mañana y regresaban a las siete u ocho de la noche o aun más tarde, de modo que jamás veían a sus hijos y mujeres a la luz del día. Su trabajo se acumulaba en manos de los patronos (Chicago ya era la segunda ciudad de los Estados Unidos), mientras miles de obreros carecían de lo indispensable para una vida decorosa.
Del dolor a la esperanza
Hacia 1873 la situación económica ahonda las angustias; llegan los “años negros”. Pero el dolor necesita esperanzas y la esperanza organización. Se forman numerosos grupos para luchar por las ocho horas y los Caballeros del Trabajo declaran, en 1874, que se esforzarán en obtener sus demandas “mediante la negativa a trabajar más de ocho horas”.
La crisis precipita decisiones. La conciencia obrera avanza y consolida el método: ahora la lucha por las ocho horas aparece ligada, otra vez, a la idea de la huelga general.
Los conflictos se suceden, alternándose con derrotas obreras. En 1877 en Pittsburg, se detienen los ferrocarriles: sus obreros exigen las ocho horas. La huelga se prolonga, la furia crece con el hambre, pero finalmente triunfan los que cuentan con el respaldo de las armas e imponen la paz del régimen: los obreros son vencidos.
Pero las olas siempre vuelven. En Pittsburg mismo, sobre el recuerdo de la sangre nace y crece la Federación Of Trade Unions, que se convertirá luego en la Federación Americana del Trabajo (AFL). Esta, en su segundo congreso, hacia finales de 1882, reinicia la lucha. En representación de los trabajadores de Chicago la Asamblea de sindicatos maneja algunos argumentos que encontraremos esgrimidos luego en otras latitudes, inclusive en Uruguay, frente a la persistente oposición de algunos legisladores y patronos. La jornada de ocho horas –se explica– aligerará el fardo de la sociedad dando trabajo a los desocupados, disminuirá el poder del rico sobre el pobre, no porque el rico se empobrezca sino porque el pobre mejorará. Creará las condiciones necesarias para la educación y el mejoramiento intelectual de las masas (...) estimulará la producción y aumentará el consumo de bienes de las masas, hará necesario el empleo cada vez mayor de máquinas para economizar la fuerza de trabajo.
Las organizaciones obreras solicitan a los partidos; (los mismos de hoy, Republicano y Demócrata) que definan posiciones.
En noviembre de 1884 en el Congreso de AFL se reconoce el fracaso de las gestiones ante las organizaciones políticas y como consecuencia, muchos militantes obreros sostienen que se obtendrá más por presión directa sobre los patronos. Se abre camino la idea de una acción sindical unánime. Finalmente, las organizaciones de trabajadores de Estados Unidos y Canadá resuelven, en 1884, que “la duración de la jornada de trabajo desde el 1º de mayo de 1886 será de ocho horas”. Y recomiendan a las organizaciones sindicales hacer promulgar leyes acordes con esta resolución a partir de la fecha establecida, invitándose a participar en el movimiento a los Caballeros del Trabajo.
Salud y Victoria para Todos y Todas las Trabajadores y Trabajadoras del mundo!!!
En cada tiempo de la historia, en cada rincon del planeta, se levanta el puño contra la injusticia, contra la miseria. Demos vuelta esta mesa de una vez por todas...
Este martes 1 de mayo, todos/as a la calle cabros, contra la marcha de borregos del capital, los reyes de la negociacion "guena onda", los que no dudan en vendernos en cuanto las cosas se arreglan para ellos. Ahi nos vemos!!!